La Inteligencia Artificial (IA) nos enfrenta a nuestra humanidad, a la ética de la persona, ya que la IA no es “libre” y supone problemas y retos en la práctica clínica y, por tanto, en la formación de especialistas. Teniendo en cuenta que el relato lo construyen los datos ¿qué veracidad tiene una repuesta coherente de la IA?
Ante estos desafíos el VIII congreso de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (XX Encuentro de Tutores y Jefes de Estudio y I Encuentro de Residentes), “Formación, Humanismo e Inteligencia Artificial”, analizó el impacto de la IA en la formación de especialistas y en la práctica clínica bajo el prisma del humanismo. Los días 23-25 de octubre congregó en Pamplona a cerca de 300 congresistas.
La IA puede ser una herramienta transformadora, tanto en la práctica hospitalaria como en la Atención Primaria, y los programas de formación han de integrar dicha tecnología, lo que requiere de los formadores competencias al respecto. En este camino, ciudadanos, profesionales, gestores y responsables de las políticas sanitarias han de ir de la mano con la ética como base fundamental.
La IA obliga a una sólida formación en pensamiento crítico y profundos conocimientos médicos para la toma de decisiones, ya que las respuestas que proporciona pueden ser coherentes, pero no veraces. El relato, la respuesta que de la IA lo construyen los datos y estos pueden tener sesgos (selección de poblaciones, p.e.). Es responsabilidad de los facultativos entender las bases de funcionamiento de la IA para comprender sus beneficios, pero también sus riesgos y limitaciones. La IA en el proceso formativo obliga al residente a formular preguntas críticas relevantes que guían su propio aprendizaje y, por tanto, el manejo clínico fiable y seguro de sus pacientes.
Además del campo educativo, el potencial de la IA en investigación, diagnóstico y terapéutica pone de relieve la necesidad de una práctica clínica segura y adecuada con tres aspectos confluyentes e inseparables: la evidencia científica basada en el riesgo/beneficio de un tratamiento, prueba diagnóstica o procedimiento, las características del paciente sus valores y preferencias, y los recursos disponibles. Esta estrategia es el núcleo del proyecto MAPAC (Mejora de la Adecuación de la Práctica Asistencial y Clínica) liderado por el CIBERESP (Instituto de Salud Carlos III). El objetivo de MAPAC es la mejora de la calidad asistencial a través de la identificación de prestaciones potencialmente inadecuadas, la formulación de recomendaciones y la propuesta de acciones para reducir esas prestaciones promoviendo la utilización de mejores alternativas. La integración en la formación de los residentes de una atención adecuada y una reducción de cuidados de bajo valor, puede contribuir a su desarrollo profesional y prepararlos para brindar una atención de alta calidad, basada en la evidencia y, sobre todo, centrada en el paciente.
Ante la IA, la ética de la persona toma un protagonismo principal. Debemos conseguir que su aplicación sea beneficiosa, respetuosa, evitar los riesgos, salvaguardar la intimidad, ser fiable, robusta y técnicamente estar bien diseñada. Sus principales problemas son los sesgos relacionados con los datos, la equidad, la transparencia y la seguridad. Cuando valoremos la utilización clínica de la IA, hay que tener en cuenta que los resultados dan una orientación, pero no tienen en consideración los valores y prioridades del paciente.
Finalmente se discutió sobre la falta de especialistas en el Foro de Jefes de Estudio y se compartieron experiencias en las más de 100 comunicaciones orales y póster. El próximo congreso de SEFSE-AReDA 2025 tendrá lugar en Euskadi. Os esperamos.